Ibiza es uno de los destinos de vacaciones más recurrentes de los españoles en verano. Un estudio reciente lo sitúa de hecho en el tercer lugar al que viajar, solo por detrás de otros lugares de las Islas Baleares: Palma de Mallorca y Mahón. Considerando que se basaron en los vuelos de ida y vuelta contratados entre enero y abril para este verano 2017, el ambiente en la isla los próximos meses está más que asegurado.
La isla pitiusa atrae a miles de viajeros cada año y eso no es casualidad. Por ello, recopilamos a continuación algunos de sus atractivos, para quienes necesiten sugerencias y para quienes aún necesiten motivos para convencerse.
- Sus calas escondidas
Imaginar una playa paradisíaca de agua pulcra y arena fina, en una estampa rematada por un hermoso atarceder mediterráneo, ya pone los pelos de punta. No hay que irse al Caribe, en Ibiza es posible.
Entre esos puntos deseados para disfrutar la belleza natural del paisaje y la tranquilidad se encuentra Cala Llentrisca, a poca distancia de Es Cubells. O Cala Olivera, recóndita y rodeada de una frondosa vegetación que la hace aún más idílica.
Algunas, como Cala D’Hort, exigen tener buena forma física para su acceso. En su caso, se necesita descender una duna de bastante pendiente para relajarse sobre la arena y darse un baño de agua y de sol, aunque existen alternativas. El alquiler de barcos en Ibiza cuenta con mucha oferta; el alquiler de yates es, de hecho, una forma efectiva de recorrer su costa.
"Alquiler Catamaran Ibiza" son otras palabras muy tecleadas al organizar el viaje a la isla. El alquiler de catamaranes en Ibiza, en webs como Barracuda Ibiza, permite un paseo por las Islas Pitiusas, principalmente la propia Ibiza y Formentera. Esta última también merece una visita, porque goza de encanto propio.
- Sus exclusivas discotecas
Ibiza tiene fama de ser un templo para los amantes de la noche, pero hasta no dejarse envolver por su ambiente no se puede más que imaginar.
Que una de las más importantes, Pacha, fuera inaugurada en 1973, da buena cuenta de la tradición noctámbula de la isla. Tiene capacidad para 3.000 personas, que pueden elegir entre cincos salas con diferentes estilos, para que no se diga que no acoge a cualquier visitante, sean cuales sean sus gustos. Por si fuera poco, programa fiestas diferentes todo el verano.
Antes incluso fue inaugurada Amnesia, en 1970, con dos salas de bastante capacidad (caben 5.000 personas en total) y también fiestas muy populares. Otras que no les van a la zaga son Privilege, Ushuaia o Space, pero la oferta es inabarcable para quienes vayan solo unos días.
- Sus mercadillos y ambiente hippie
Lejos de la música a todo volumen, de los gritos y movimientos compulsivos de una masa que vibra a su son, el ambiente es mucho más sosegado entre los considerados rincones hippies de Ibiza.
El movimiento marcó la isla en la década de los 60 y, aunque hoy día está diluido, sus preceptos siguen vivos. En Ibiza aún se respira ese aire cosmopolita y bohemio, un estilo de vida libre, pacífico, alejado de lo mainstream, amante de la naturaleza.
Lo que más recuerda a todo aquello son los famosos mercadillos artesanales, cuyos responsables se siguen identificando con ese modo de vivir. Desde los más conocidos y masificados a aquellos menos transitados, hay muchas citas para aquellos que quieran hacerse con productos locales, basados en métodos de producción natural.
Uno de de ellos es el mercadillo nocturno de las Dalias, bastante bullicioso. En él se puede comprar bisutería o la famosa ropa adlib (o de estilo ibicenco), además de cenar o disfrutar de la música en directo, habitual en el espacio.
El considerado más grande es, sin embargo, el mercado hippy de Punta Arabí, en la localidad de Es Caná, montado a la sombra de los árboles y que se presenta como una opción para toda la familia, porque también dispone de zona infantil. Tiene además lugares para comer y suele ofrecer música en directo.
El mercado artesanal de San Rafael o el mercadillo dominical de San Juan también son muy conocidos.
Más Ibiza
La isla presenta muchos otros atractivos para que el visitante quede atrapado y se vea en la necesidad de volver. Saliendo de playas y calas, de mercadillos o de discotecas, hay núcleos urbanos también dignos de ver, caso de la ciudad amurallada de Dalt Vila. Viejas calles empedradas, murallas con mucha historia y una belleza singular, en definitiva, bien merecen una visita.
Desde luego, cada rincón cuenta. Si bonitas son las panorámicas sobre playas o desde el mar, más sobrecogedoras son desde puntos altos como el islote Es Verdrà, en el que respirar aire puro. A él escapan de vez en cuando, se dice, los mismos habitantes de la isla.
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